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LA PIEDRA CAÍDA DEL CIELO. Simbolismo de la Piedra Negra

Foto del escritor: Raul PerezRaul Perez

Mircea Eliade, el famoso historiador de las religiones rumano, en su libro Lo sagrado y lo profano define el concepto de Hierofanía como “algo sagrado que se nos muestra, que se manifiesta como algo completamente diferente de lo profano” y que la veneración de un objeto no es por su valor intrínseco sino por el hecho mismo de vehicular esa Hierofanía, así “para aquellos que tienen una experiencia religiosa, la Naturaleza en su totalidad es susceptible de revelarse como sacralidad cósmica. El Cosmos en su totalidad puede convertirse en una hierofanía.”


Diversas piedras a lo largo de la historia fueron investidas con este valor simbólico, recordemos por ejemplo el término Betilo que, procedente del hebreo Beth-El: Morada de Dios o Recuerdo de Dios, designa de una manera general a ciertas piedras sagradas. De manera muy habitual a dichas piedras les eran atribuidas un origen celeste y un oscuro color. Negros meteoritos que al impactar contra la superficie terráquea simbolizaban la unión entre el Cielo y la Tierra, la hierofanía manifestada al hombre y por extensión la presencia de la divinidad y el emplazamiento de un lugar sagrado.


En múltiples casos dicho lugar sagrado pasaba a ser un axis mundi (eje del mundo). el cual unía y comunicaba los estratos superiores e inferiores del mundo (dioses, hombres y muertos) , siendo el centro a partir del cual se expande la creación. Uno de los ejemplos más significativos es el del Omphalós griego, piedra esta sin embargo considerada tradicionalmente de color blanco, situado en el Oráculo de Delfos donde según Píndarola leyenda cuenta que Zeus hizo volar dos águilas o dos cuervos desde puntos opuestos del Universo y éstas llegaron a encontrarse en Delfos, en el lugar donde hay una piedra cónica llamada ónfalo”. En algunas manifestaciones órficas esta piedra aparece rodeada por una serpiente lo cual lo emparenta con el principio cósmico de la unión de los principios femenino (huevo cósmico,tierra) y masculino (falo,cielo) el cual como veremos es otro de los principios fundamentales del simbolismo de dichas piedras.



Huevo Órfico

Yendo ya más concretamente a ejemplos relativos a piedras sagradas de color negro el primer caso significativo que nos encontramos es el de la Piedra Negra de Pesinunte situada en un santuario frigio de Asia Menor (en la actual aldea turca de Bala-Hissar) donde era venerada desde tiempos inmemoriales la Magna Mater Kybélê-Cibeles en forma de una piedra negra caída del cielo. Durante la segunda guerra púnica que enfrentaba a Roma y a Cartago, y en un momento clave (205 A.C.) en el que Escipión el Africano había desalojado a las tropas de Aníbal de Hispania y se disponía ahora a atacarles ahora en su propio territorio, los sacerdotes romanos consultan con los Libros Sibilinos y el Oráculo de Delfos, el cual citando veladamente a Cibeles (“Buscad a la gran madre de los dioses, que está en la cima del monte Ida”) propone enviar una embajada romana a Pesinunte para negociar la entrega de dicha piedra a Roma. El meteorito se emplazó en el Templo de la Victoria del monte Palatino y justo dos años más tarde en África Escipión infligió a Aníbal la derrota definitiva en esta guerra.


Siempre fue notable la influencia de las divinidades orientales sobre el panteón griego y posteriormente el romano, especialmente si tenemos en consideración el aspecto telúrico y ctónico de diosas como Cibeles pero tras el sometimiento de la antigua cultura minoica a la predominantemente guerrera y patriarcal de los aqueos estos cultos no estaban abiertos a toda la sociedad siendo reservados a una casta sacerdotal y a determinados iniciados que formarían lo que luego se denominarían como Cultos Mistéricos (Eleusis,Dionisos,Magna Mater,Isis,Mitra..etc). Dichos cultos frecuentemente contenían aspectos extáticos u orgiásticos que representaban no solo aspectos terroríficos y sublimes de la insondable Naturaleza sino también ciclos agrícolas, etapas alternas de muerte y resurrección en las que la vida se renueva. Todo ello unido al carácter inefable del misterio divino hacía que fuera preferible su culto de una forma más privada.


Ahondando en el significado propio de la figura mitológica de Cibeles podremos ver mejor como la unión de los principios masculino y femenino (de Cielo y Tierra) , que encierra el simbolismo del meteorito sagrado, entra en juego. Dos mitemas simbólicos con peso en numerosas narraciones mitológicas fundamentan su valor: La figura del Andrógino y la Castración como sacrificio y acto ritual.


Según diversas fuentes Cibeles provenía originariamente de un dios/daemon andrógino llamado Agdistis que poseía tanto órganos genitales masculinos como femeninos. Zeus, intimidado por el vigor que dicha completitud le confería, mandó castrarlo para que perdiera parte de su poder y la parte femenina es la que acaba germinando en la figura de Cibeles. A su vez, de Cibeles nace Atis el cual, inducido a la locura por Cibeles cuando intenta contraer matrimonio con el rey de Pesinunte, se autocastra, circunstancia esta que recogerá el culto a Cibeles ya que los sacerdotes dedicados a ello,llamados coribantes o galloi, eran eunucos que se emasculaban voluntariamente.


Cibeles y Atis

La Unidad Primordial diivina y la unión de contrarios que representa el Andrógino ha sido ampliamente difundida en Teogonías de diferente calado (Shiva-Shakti,Adan-Eva..etc) y cuando esta unidad ha sido rota se considera el punto de partida en el que el ser humano, ahora desprovisto de esta dualidad, es expulsado de la gracia divina (Paraiso perdido) teniendo que dedicar el resto de su vida a intentar purificarse para retornar a esa época pretérita en la que participaba de dicha gracia. Así, la hierofanía que supone el valor simbólico de una piedra caída del cielo nos simboliza esta unidad perdida y al camino de vuelta por recorrer.


La castración y por extensión el motivo del mutilamiento o despedazamiento pone en relación directa a Cibeles con Dionisos, el cual también integra la figura del Andrógino en determinados pasajes de su mitología. Ambos dioses comparten aspectos de deidades ctónicas de origen asiático en los que el sparagmos (despedazamiento) de Dionisos, ya sea a manos de sus propias ménades,de los Titanes en los mitos órficos o induciendo él a que sus seguidores despedacen a quien se le enfrente, como vemos con Penteo en Las Bacantes de Eurípides, supone un acto extático incontrolable que le liga a la Gran Madre Naturaleza y también a ciertos ritos de tipo agrícola , en los que la recogida del trigo es asimilada simbólicamente a dicha mutilación, o de un cierto canibalismo transmutador como es mismamente la comunión del cuerpo de Cristo. Como bien apunta Camille Paglia en su Sexual Personae "la naturaleza vive conforme al sparagmos, no hay en ella abstracción literaria". Ciertamente veremos más tarde como esta inducción a la locura que supone el shock del encuentro con lo inefable de lo divino, aquello que el hombre no puede aprehender, no es solo una constante en el simbolismo de la Piedra Negra durante la Antigüedad sino que también es reflejada en tiempos modernos, tanto en relatos de autores del Círculo de Lovecraft como en la celebérrima figura del monolito negro de 2001


Sparagmos de Penteo en Las Bacantes

De origen más incierto y rodeado de numerosas contradicciones nos encontramos con el Lapis Niger (piedra negra en latín) romano, un antiguo santuario descubierto en las excavaciones realizadas a principios del siglo XX en el Foro Romano. La datación del monumento se estima entre los siglos VI y VII a.C. aunque el nombre de «piedra negra» no está claro si se debe a un bloque original de piedra negra o a un posterior pavimento de mármol negro colocado por Julio Cesar en una reforma del siglo I a.C. Aún encontrando numerosas menciones en fuentes que datan de la época de la República y los primeros días del Imperio, el significado del Lapis Niger siempre resultó un auténtico misterio para ellos y para las posteriores generaciones de romanos. Los dos hallazgos más significativos de dichas excavaciones fueron una tumba y sobre todo una inscripción encontrada en un truncado cipo prismático (monumento funeral en forma de forma de pedestal) siendo ésta probablemente la inscripción latina de mayor antigüedad que se haya descubierto nunca (datada entre 570 y 550 a.C).

Sobre la tumba hay numerosas teorías siendo la más atractiva que fuera la tumba de Rómulo, el fundador y primer rey de Roma. Según comenta Plutarco en su Vidas Paralelas, probablemente fue asesinado y despedazado en el templo de Vulcano que se hallaba junto al Lapis Niger, lo que de nuevo podría llevarnos al sparagmos , aunque algunos estudiosos afirman que dicho despedazamiento fuera simplemente una manera de ocultar sus restos por el templo.

En cuanto a la inscripción su antigüedad viene garantizada por su tipología, diríamos que más cercana al alfabeto griego que al latino, y por su estructura bustrofédica (escritura arcaica que consiste en escribir un renglón de izquierda a derecha y el siguiente de derecha a izquierda o viceversa). Su traducción es fuente de gran controversia y dificultad ya que faltan el principio y el final de la inscripción y del resto apenas queda la mitad de cada línea, pero lo que se puede leer parece indicar que el sitio estaba dedicado a un rey (rex). En general, el texto parece una mezcla de admonición contra los intrusos (“Quien quiera que violase esta arboleda sea maldito”) y de ley de tributos al rey (“Seamos leales al rey para sacrificar una vaca...Que pague una multa por cada ofensa a quien el rey sancione”).

Así de nuevo,tanto por la posible tumba como por la inscripción) observamos el símbolo de la Piedra Negra relacionada con posibles ritos de tipo funerario así como de objeto de advertencia, de apartarse ante aquello que supera la esfera del hombre común, sea esto referido a una figura divina o perteneciente a una antigua realeza.


Inscripciones del Lapis Niger

El ejemplar más popular de Piedra Negra a lo largo de la historia quizás sea el al-Hayar-ul-Aswad, piedra situada en la esquina oriental de la Kaaba, edificio cúbico de piedra que se encuentra en el centro de la Gran Mezquita de La Meca y hacia el que los musulmanes se orientan para orar, La piedra tiene una dimensión aproximada de 30 cm de diámetro y ésta se levanta a escasamente un metro y medio del suelo.

De nuevo nos encontramos con una piedra de supuesto origen meteórico que vincula la esfera celeste a la terrestre, aunque en este caso la hierofanía incide en mayor medida en una visión moralista típica de las grandes religiones monoteístas, donde las consecuencias de nuestros actos fueron aquello que nos alejó de la divinidad. Según recogen algunos textos del Corán “la Piedra Negra cayó del Yanna (paraíso) para mostrarles a Adán y Eva dónde construir un altar”, pero estos mismos textos también hacen mención a un cambio de color de dicha piedra que “descendió a la tierra más blanca que la leche, pero los pecados de los hijos de Adam (Adán) la volvieron negra”. La degradación de lo puramente divino o espiritual cuando entra en contacto con lo material, frecuentemente asimilado al pecado en las religiones abrahámicas. Ésta, sin embargo, no es la única teoría que justifica su negro color, sino que también podemos encontrarnos con elucubraciones que hacen mención al negro como muestra de pobreza y extinción del ego, requisito este necesario para regresar a la gracia divina. Otras tradiciones proféticas comentan que tras perderse la Piedra y el altar de Adán durante el Diluvio de Noé, Ibrahim (Abraham) las encontró posteriormente cuando el arcángel Jibrail (Gabriel) le reveló el lugar exacto en que éstas se encontraban. Así, Abraham ordenó a su hijo Ismael, antepasado de Mahoma según El Corán, que construyera un nuevo templo, la Kaaba, en el que se incrustaría la piedra. De nuevo observamos en dicha tradición la concepción del axis mundi o eje del mundo representado por un templo. Algunos exégetas reducen la sacralidad de la piedra en sí y le otorgan un valor más simbólico, refiriéndose a ella como a “la mano derecha de Dios" (yamin-Alá) con la que el hombre sella su pacto de lealtad y sumisión hacia Alá. Tradicionalmente la piedra juega también un papel central en el ritual del Tawaf, dar siete vueltas a la Kaaba en sentido contrario a las agujas del reloj, ya que miles de peregrinos luchan por besarla o tocarla aunque la mayoría de ellos se contente con señalarla o tomarla como punto de referencia para dar las siete vueltas antes mencionadas


Kaaba y lugar exacto del emplazamiento de la Piedra Negra

El color negro, su simbolismo intrínseco y el valor esotérico que le confiere la piedra permite abrir otros ejemplos ampliamente tratados como son la Alquimia, los saberes herméticos y la tradición cristiana de las Vírgenes Negras. Tomando como referencia la magnífica tesis doctoral de Jorge Ariza Rodríguez “El simbolismo de la virgen negra. Aproximación a una construcción cultural” y el resumen que de ella se hace en la web de Ars Gravis hay numerosos elementos que pueden servirnos de ayuda para aclarar un poco dichos conceptos.

Como punto de partida conviene mencionar la eterna batalla que los estudiosos sobre el asunto libran desde hace décadas y ésta es determinar si el color de estas imágenes se debe a un mero accidente físico-químico o si la negritud de dichas imágenes es intencionada y simbólica desde un principio. Dejando aparte esta discusión y centrándonos en la simbología que sugieren los segundos es importante reseñar que son múltiples las interpretaciones que se hacen de ello.

Algunos hablan de una especie de paganismo soterrado aduciendo que las Vírgenes Negras cogerían el testigo de las diosas ctónicas (Cibeles,Deméter,Isis..etc) que representan la fertilidad de la tierra , la oscuridad de la matriz oculta de la que surge la vida. Otros citan determinados pasajes del Cantar de los Cantares del Viejo Testamento (“nigra sum, sed formosa”) , asimilando la sulamita amada por el rey Salomón a la Virgen María mientras que unos terceros unen ambas teorías hablando de una “unidad trascendente de las religiones” en la que las Vírgenes Negras serían una parte del misterio universal que se ha venido a llamar el Eterno Femenino.

El hermetismo con su lenguaje alegórico y la Alquimia en su eterno proceso de purificación y transformación del alma se acerca a este concepto de negritud a través de lo que se considera como la primera fase del proceso alquímico, el Nigredo, putrefacción o aniquilación de la materia prima asociada al color negro. Una materia prima que se obtiene bajo tierra, de nuevo el elemento ctónico, como el mineral que una vez pulimentado se convierte en una joya de gran valor. Atravesar la noche oscura del alma que menciona San Juan de la Cruz para encontrar la luz interior o como también dice el el acróstico alquímico V.I.T.R.I.O.L.:” Visita Interiora Terrea Rectificando Invenies Occultum Lapidem” ("Visita el interior de la tierra y rectificando encontrarás la piedra oculta").


Vírgenes Negras

No solo mitologías, religiones y saberes herméticos han sido las únicas áreas en las que el simbolismo de la Piedra Negra ha sido reflejado y a partir del siglo XX novelas y películas han tratado el tema para un amplio espectro de público.


Robert E.Howard fue un escritor tejano, ampliamente conocido por ser uno de los precursores del género de “espada y brujería” y creador de Conan El Bárbaro, que a mediados de los años 20 empezó a entablar relaciones con el llamado Círculo de Lovecraft llegando a escribir algunos relatos que se podrían adscribir al canon de los Mitos de Cthulhu. Uno de los más conocidos es el que nos ocupa ahora,”La Piedra Negra”, el cual habla de unos cultos primigenios que alrededor de dicha piedra han pervivido hasta nuestros días en las inhóspitas regiones montañosas de un perdido pueblo húngaro. El famoso horror cósmico de Lovecraft está presente también en este relato en el que la Piedra Negra ejerce a la vez las funciones de altar de adoración a un abominable dios Primordial y sobre todo como Portal Interdimensional a través del cual se manifiesta la inenarrable figura de esta malvada divinidad. Son muy apreciables las escenas de locura y paroxismo descritas en el relato en las que esta siniestra entidad induce a total enajenación extática a los seguidores de su culto lo que nos pone en directa relación con cultos mistéricos y figuras mitológicas anteriormente descritas, especialmente a través del uso de los instrumentos de percusión como método inductor de una dionisiaca y liberadora danza. Aquí las regiones montañosas también simbolizan una cercanía del hombre hacia lo inefable de la divinidad pero, como es típico en el mundo lovecraftiano, esta cercanía no supone una epifanía sino una condena, una aceptación del ínfimo papel del Hombre ante el insondable horror del Cosmos.


Ilustración del relato de Robert E. Howard

Ahondando en el horror que supone para la raza humana la comprensión del final del Antropoceno, aun siendo un texto de un calado totalmente a los del Círculo de Lovecraft, me permito mencionar de pasada Ciclonopedia de Reza Negarestani, alocado artefacto publicado en 2008 y cuya mezcla de ficción especulativa, teoría filosófica, simbología zoroástrica y manuscrito encontrado, habla sobre una entidad preternatural negra y ctónica, el Petróleo como Nigredo, un blasfemo pacto entre Sol y Tierra que es incubado desde tiempos inmemoriales en el núcleo de ésta resultando en un Oriente Medio y un Desierto que son organismos sentientes que predeterminan la política y las guerras mundiales a la manera de cómo en Lovecraft los Dioses Primordiales , que creíamos dormidos, han ido marcando el devenir de la humanidad desde el principio de los tiempos.


Ciclonopedia

Quizás el elemento más popular de todo el artículo se da en el mundo del cine y no es otro más que el famoso monolito negro de 2001 de Kubrick. Las interpretaciones derivadas de él son tan numerosas y variadas que merecerían una pieza propia. Quizás el éxito de la película reside en su ambigüedad respecto a las novelas de Arthur C. Clarke en las que está basada (“El Centinela” y su ampliación “2001”). La teoría principal de estas novelas es que el monolito sería una especie de herramienta que los alienígenas han dejado a especies inferiores para ayudar a su evolución , sirviendo a la vez de centinela o faro para vigilar los mundos en los que se había quedado e incluso emitiendo señales ,como el monolito que los astronautas encuentran en la Luna el cual avisa a otros extraterrestres de este descubrimiento humano


Monolito lunar de 2001

Sin embargo, el apasionante rompecabezas que nos propone la cinta de Kubrick nos lleva quizás a unos derroteros más de tipo filosófico o alegórico. ¿Acaso la celebérrima inclusión del poema sinfónico de Richard Strauss Así habló Zaratustra no interpela directamente al tratado filosófico del mismo nombre escrito por Friedrich Nietzsche?. El Monolito siempre aparece cuando el hombre realiza un salto evolutivo (vemos el Monolito en todos y cada uno de los cuatro episodios de la película), y gracias al poder de sus herramientas, perfectamente reflejadas en un hueso utilizado como arma pero también como símbolo de evolución tecnológica, permite la transición desde el primitivo simio hasta su renacimiento como Superhombre en las estrellas.

Otra teoría paralela puede ser el ciclo eterno entre muerte y resurrección que de nuevo nos retrotrae a ciertas concepciones paganas presentes desde la Antigüedad. El Hijo de las Estrellas, feto engendrado en el espacio que contempla una nueva raza o quizás un nuevo comienzo para el ser humano el cual ha pasado por diversas etapas evolutivas como ritos de paso hacia un renacimiento más allá de las estrellas.


Es fascinante observar en ambas teorías como este Monolito se convierte en un Portal Interdimensional, a la manera de la Piedra Negra de Robert E. Howard, cuando el Sol,la Tierra y la Luna se alinean. Este alineamiento es repetido varias veces durante la película creando una sinfonía cósmica maravillosa que enlaza con la danza entre las estrellas y las naves tripuladas. Armonía celeste representada tras la más famosa elipsis de la historia del cine que enlaza la trayectoria ascendente de un hueso lanzado por un simio con una danza circular en los astros, recordándonos la plasticidad concéntrica del baile de los Derviches o a la renovación de la Vida por Nataraja, el danzante avatar de Shiva.



BIBLIOGRAFÍA


Mircea Eliade “ Lo sagrado y lo profano”. Austral (2018)

Mircea Eliade “ Historia de las creencias y las ideas religiosas”. Paidós (2020)

Walter Burkert “Cultos Mistéricos Antiguos”. Trotta (2018)

Juan Eduardo Cirlot “ Diccionario de Símbolos”. Siruela (2018)

Joseph Campbell “Diosas”. Atalanta (2019)

Camile Paglia ”Sexual Personae”. Planeta (2020)

Jorge Ariza Rodríguez “El simbolismo de la virgen negra. Aproximación a una construcción cultural”(Tesis) . https://www.tesisenred.net/handle/10803/669936#page=3

Robert E. Howard “La piedra negra y otros relatos de horror sobrenatural”. Valdemar (2007)

Reza Negarestani “Ciclonopedia”. Materia Oscura (2008)

Arthur C. Clarke “El Centinela”. Plaza & Janés (1994)

Arthur C. Clarke “2001, Una odisea espacial”. Debolsillo (2020)

Friedrich Nietzsche “Así habló Zaratustra”. Alianza (2011)

Leonard F. Wheat “Kubrick’s 2001: A Triple Allegory”. Scarecrow Press (2000)














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